Hay dos días en los que nunca pienso: ayer y mañana.

sábado, 26 de junio de 2010

¿Cuánto tiempo podría permanecer una guitarra escondida debajo de una cama?
Los nervios me están haciendo perder los estribos.

jueves, 24 de junio de 2010

Hey _____, I could give you fifty reasons
Why I should be the one you choose
All those other girls, well they're beautiful
But would they write a song for you?
Haha

martes, 15 de junio de 2010

Agotamiento

No sé que me pasa últimamente, enserio. Acaba de empezar el verano y ya estoy cansada de todo. Me suelo levantar a las 8, compro el pan y me voy con mi madre por ahí toda la mañana. Nada en especial. Después comemos y otra vez fuera. Si me quedo sola en casa acostumbro a ponerme la música al máximo y a estirarme en uno de los sillones. Es que no tengo fuerzas para nada... una bolsita ya ni la puedo sostener. Esta mañana me he comprado un Sunny de 1'5l, me venía de gusto pero es que ni podía con la botella...

Madre mía. Voy de mal en peor.

domingo, 13 de junio de 2010

Barcelona – Praga


Prisas y más prisas para hacer la maleta. Pesa demasiado, me decía una voz por dentro. Con todo el follón de la vaga no sabíamos si coger el tren o no. Al final fuimos con transporte público. ¿Quién deja el coche en un aeropuerto para que le metan la clavada del siglo? Pocos. Llegamos a la ciudad Checa y directos al hotel. ¿Eso qué era? Parecía de una película de miedo. Subimos al cuarto y nos medio instalamos. Las habitaciones estaban divididas en dos. Me había tocado con 3 compañeros, dos chicas y un chico. Así que sacamos el colchón de uno de los cuartos y lo pusimos para dormir las tres juntas. A las 5 de la mañana la gente corriendo por los pasillos y me desperté. ¡Hacía un sol radiante! Creía que me había dormido y me sobresalté. Pero volví a dormirme, no me costó demasiado. A los desayunos me bajaba con mi Colacao. Sí, sí, ¡qué allí no había! Nos vestimos y emprendimos nuestro primer viaje en tranvía. Quién nos iba a decir que cogeríamos tantísimos después. Visitar, andar, visitar, andar. Jo, qué bonito que era todo. Después por la noche volvimos a ir al puente de Carlos aunque nadie quería ir, todos teníamos muchísimo sueño. Pero fuimos y valió la pena. Se hicieron unas fotos que no tienen precio. Al volver al hotel, volvió la rutina. Jugar a cartas. Un par o tres de partidas y todos ya cansados. Pero aún así no nos íbamos a nuestras respectivas habitaciones hasta que se nos caía la cabeza. El segundo día fuimos al barrio judío. ¡Qué llantos me pegué! Las lágrimas bajaban por mis mejillas apuradas. Salieron tantas... Algo se me estremeció al ver aquello. Dibujos, escritos, nombres, tumbas... No sé, pero lo recuerdo y vuelvo a llorar. También fuimos al castillo. ¡Qué vistas! Por la noche volvimos salir. Nos dejaron tiempo libre pero acabamos unos 8-10 sentados en un banco en una de las plazas de Muzeum. Volvimos y obviamente, otra vez cartas. Al tercer día fuimos al campo de concentración de Terezin. Otra vez a llorar. Otra vez vi el dibujo que tanto me impacto en el barrio judío. Comimos en el pueblo ese. ¡Lo qué nos costó encontrar un lugar! Al final acabamos casi todos ahí metidos. Unos compañeros hicieron un simpa y los dueños nos buscaron con coche hasta que nos encontraron. Fue muy fuerte. Esa noche fuimos a una discoteca. La primera vez que iba a una. Supongo que tampoco estuvo tan mal del todo. Al principio no quería ni entrar pero acabé bailando un poquito. Y el cuarto día me pateé con Laura media ciudad. Íbamos de arriba abajo y de abajo arriba en busca de souvenirs para traerlos a Barcelona. Al final los acabamos encontrando al mejor precio. Después el avión salió con retraso y llegamos casi a las 12 de la noche cuando debería haber llegado a las 21. Turbulencias, fotos, cantos y risas. Entonces... ¿repetimos? ¡Claro!

viernes, 4 de junio de 2010

Se abren, se cierran y se entreabren nuevas puertas


¡Cuántos días sin postear algo! La verdad es que los estudios, tanto escolares como del conservatorio, me han quitado la mayor parte de mi tiempo. Pero estoy contenta y satisfecha. Ese dicho que dice “quién la sigue la consigue” es totalmente cierto. Acostarme a las 3 de la mañana y dormir dos horas diarias ha tenido sus beneficios. ¡Por primera vez en el curso he sacado un 8'5 en un examen sociales! Me alegré muchísimo. Pero gran parte de la nota se la merece Laura porque le estuve dando el tostón en todas las clases de informática para que me lo explicara. Desde aquí, otra vez gracias. Los otros, bueno... no me puedo quejar en realidad. 10 en mates, 9 en catalán, 9 en inglés, 8 en biología, 8 en química, etc. Creo que mi nota más baja será la de educación física, 7. Pero algo en mi interior me dice que deberían ser mejores y que al menos deben mantenerse igual los próximos años antes de entrar en la universidad, es decir en bachillerato. Porque para mí acaba otra etapa, acaba la ESO. Pasé tanto miedo en sexto... llegaba setiembre y mi nerviosismo aumentaba cada día. Pero no estuvo tan mal del todo. Ese cambio me hizo crecer y madurar. Algunos palos por ahí pero compensadas con risas en el otro bando. ¿Repetiría la experiencia? Pues no digo ni que sí ni que no. Todo lo que ha pasado, pasado es. Y la vida, las personas evolucionamos y debemos ir cerrando y abriendo puertas constantemente. En setiembre empezará otro curso y con él una ración nueva de pilas cargadas. ¡A por todas!

Después está la parte del conservatorio. El año pasado, cuando terminó el colegio me lo replanteé el apuntarme o no después de haber estado yendo al gimnasio. ¡A mí la música me gustaba! Pero quizás no en un sentido de escucharla, sino estudiarla, tocarla. Hacerla mía. Así que, a pesar de que tenía los 15 años sobre mi espalda echamos las solicitudes. A mediados de agosto una inmensa alegría me invadió al saber de que me había aceptado. Pero una nueva oleada de nervios venía con ella. Llegó setiembre y me presenté a mi primera clase. Había gente de mi edad y más pequeños. Me perdía. No sabía a dónde ir, qué hacer... Supongo que esa desorientación se hizo notar en mi rostro ya que un niño de unos 9 años vino y me indicó. ¡Qué majo! Había gente tan pacífica... me fascinaron completamente. Subí las escaleras. Primer piso. Giro a la derecha. Puerta de en medio. Montserrat nos hizo sentar por orden alfabético. Me tocó entre los pequeños. A mi lado izquierdo tenía un pequeño diablillo que quería tocar la guitarra. Jo, el niño me sacaba de los nervios. Pero acabó abandonando. No le gustaba eso de “estudiar” sin “tocar”. Ese mismo día llevaba una cadenita con una clave de sol colgada en el cuello y a la profesora le llamó la atención. Toda ilusionada, con una sonrisa bien amplia, al finalizar la clase me dijo: “T'agrada la música, eh!” ¿Qué podía contestar después de haber saboreado tal experiencia? “Doncs si.” Pasaban los días y más adicta me volvía. Los niños y los más grandes me pedían ayuda. Y a mí, me encantaba ayudarlos. Me lo pasaba tan bien explicándoselo... Llegó los exámenes ante tribunal. Mi hermana me había metido miedo y claro, juntado con el mío propio se formó una en mi interior que... uf. Pero la cosa acabó bien. Un 9'5 de curso. Y siempre seré la extraña de la profe, la que afina casi a la perfección sin piano y con él lo hace peor. ¿Rara? Quizás sí...

Y ahora me espera un fin de semana con un grupo de desconocidos. Madre mía, qué miedo tengo. Pero así me aireo un poco y me voy preparando porque... ¡EL MARTES ME VOY A PRAGA! Una ciudad para disfrutar, hacer muchas fotos e inspirarme.

Buen verano a todos!